Bendita tecnología que cada día nos
facilita la vida. Actualmente, quien no maneja aparatos tecnológicos, está
desconectado del mundo, así de simple y, ¿quién quiere estar afuera? Sin
embargo, la tecnología es una fuerza que unifica a las sociedades, que las
acerca, pero también las corrompe. Su utilización se ha vuelto un verdadero
desafío, y a pesar de que nadie nos pone un puñal en el pecho para obligarnos a
utilizarla, el ritmo al cual marchan las sociedades de hoy nos obliga a tener
algún grado de conocimiento, por mínimo que éste sea, de lo contrario nos
encontramos desubicados, sin que esto implique el abandono de las demás formas
de obtener información o de comunicarnos.
Así como la tecnología favorece a la humanidad ayudándole a satisfacer
muchas de sus necesidades, también puede tornarse en un factor negativo si no
es aprovechada con la responsabilidad que cada acto del ser humano conlleva. Es
una ventaja que fácilmente puede convertirse en desventaja, si sale fuera de
control. Es atractiva, pero su abuso puede traer demasiados inconvenientes
personales, familiares, profesionales o sociales. Vale la pena aludir al
ejemplo del agua, que así como calma la sed también puede ahogar. En idéntica
forma se presenta la tecnología en la vida de hoy, o la usamos a nuestro
servicio o nos ponemos al servicio de ella, esclavizándonos.
Ante la ineludible presencia de la tecnología, es necesario actuar
con madurez a la hora de emplearla. No es posible que en una oficina, por
ejemplo, se pongan limitaciones en el uso de la internet porque se haya
detectado que sus empleados ingresan a páginas indebidas en lugar de ocupar
esta herramienta tecnológica para mejorar sus conocimientos y su cultura. Esto
no debería ocurrir, pero suele darse, es una realidad. Lo peor de todo es que
si esto sucede con personas adultas, se intensifica en el caso de los
adolescentes.
Los signos de alarma deben de saltar cuando los adolescentes descuidan
las tareas escolares y desciende el rendimiento académico, cuando reacciona con
irritación si se le interrumpe, si se le imponen limitaciones horarias al uso
del ordenador, cuando abandone hobbies, aficiones y actividades de tiempo libre
para pasar más horas frente al ordenador o cuando los encuentros con los amigos
se distancian más, llegando incluso a abandonar a sus amistades reales para
pasar más tiempo al ordenador conectados con las amistades virtuales. (Serrano
López, 2011)
Una persona que está siendo afectada por
la tecnología muestra cambios en su comportamiento habitual. La pantalla del
ordenador o del celular u otros dispositivos que permitan conectarse
virtualmente se vuelven lo más importante, cualquier otra actividad pasa a un
segundo plano. Las cosas y acciones que antes realizaba, ya no las ejecuta,
incluso le causan malestar, mientras que cuando se pega a una pantalla,
disfruta como nadie.
Pero estamos hablando de quienes tornan
visible su proceso de seducción virtual, sin embargo, existen otras personas
que atraviesan por las mismas circunstancias, pero que no demuestran e
inclusive hay quienes se sienten capaces de controlar estos impulsos y se ven a
sí mismos como personas que jamás se dejarán alienar por una máquina, pero
cuando se pierde la señal de la red o se sienten limitados a usar su habitual tecnología,
empiezan a sentir angustia por la dependencia que han generado del mundo
virtual, y hasta se sienten inútiles para resolver las actividades de un día
real.
Resulta complicado determinar cuando el uso de las NIT se convierte en
inadecuado. Ante la falta de definiciones, podríamos utilizar los criterios de
excesivo tiempo dedicado a la actividad, pérdida de control sobre esta e
interferencia con las actividades de la vida cotidiana.
La conducta online se caracteriza por la desinhibición, la pérdida de
pudor y la ausencia de miedo a expresar de forma libre, lo que proporciona al
adolescente un sentimiento de protección y de libertad, que está fomentado por
el anonimato que permite la red. Estas conductas online generan un contexto
seguro de actuación y la creación de personalidades virtuales dependientes del
estado de ánimo. (Serrano López, 2011)
Las consecuencias del mal uso
tecnológico repercuten en el modus vivendi y en el modus operandi de los seres
humanos, complicándoles la existencia o causando diversos estragos negativos
como incomunicación con su entorno inmediato, inconvenientes en el trabajo, ruptura de las
relaciones familiares, desorganización en los hábitos de sueño o en los
horarios alimenticios, a lo que se añaden problemas posturales, dolores de
cabeza o enrojecimiento e irritación de los ojos, entre otros síntomas físicos.
A la final, debe valorarse a la tecnología con todas las
utilidades que brinda, pero hay que manejarla con cuidado, con inteligencia,
limitadamente y sacar el mejor provecho de ella, comprendiendo que navegar en
internet convierte a todos en ciudadanos del mundo, pero detrás de cada
ordenador está una persona, un ser humano que se debe a un contexto familiar y
social individual.
Referencias:
Serrano López, Ana
José. (2011). “Proyecto de prevención del mal uso de las nuevas tecnologías”,
recuperado el 6 de enero del 2013 desde: http://www.uclm.es/bits/archivos/trabajos/ANA%20JOS%C3%89%20SERRANO%20L%C3%93PEZ.pdf
Tecnología de la información en educación.
(2010). "Las TICs en la profesión y actualización
docente del siglo XXI", recuperado el 6 de enero del 2013 desde: http://renatosmunoz.blogspot.com
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