domingo, 6 de enero de 2013

Uso inapropiado de la tecnología


Bendita tecnología que cada día nos facilita la vida. Actualmente, quien no maneja aparatos tecnológicos, está desconectado del mundo, así de simple y, ¿quién quiere estar afuera? Sin embargo, la tecnología es una fuerza que unifica a las sociedades, que las acerca, pero también las corrompe. Su utilización se ha vuelto un verdadero desafío, y a pesar de que nadie nos pone un puñal en el pecho para obligarnos a utilizarla, el ritmo al cual marchan las sociedades de hoy nos obliga a tener algún grado de conocimiento, por mínimo que éste sea, de lo contrario nos encontramos desubicados, sin que esto implique el abandono de las demás formas de obtener información o de comunicarnos.

Así como la tecnología favorece a la humanidad ayudándole a satisfacer muchas de sus necesidades, también puede tornarse en un factor negativo si no es aprovechada con la responsabilidad que cada acto del ser humano conlleva. Es una ventaja que fácilmente puede convertirse en desventaja, si sale fuera de control. Es atractiva, pero su abuso puede traer demasiados inconvenientes personales, familiares, profesionales o sociales. Vale la pena aludir al ejemplo del agua, que así como calma la sed también puede ahogar. En idéntica forma se presenta la tecnología en la vida de hoy, o la usamos a nuestro servicio o nos ponemos al servicio de ella, esclavizándonos.

Ante la ineludible presencia de la tecnología, es necesario actuar con madurez a la hora de emplearla. No es posible que en una oficina, por ejemplo, se pongan limitaciones en el uso de la internet porque se haya detectado que sus empleados ingresan a páginas indebidas en lugar de ocupar esta herramienta tecnológica para mejorar sus conocimientos y su cultura. Esto no debería ocurrir, pero suele darse, es una realidad. Lo peor de todo es que si esto sucede con personas adultas, se intensifica en el caso de los adolescentes.

Los signos de alarma deben de saltar cuando los adolescentes descuidan las tareas escolares y desciende el rendimiento académico, cuando reacciona con irritación si se le interrumpe, si se le imponen limitaciones horarias al uso del ordenador, cuando abandone hobbies, aficiones y actividades de tiempo libre para pasar más horas frente al ordenador o cuando los encuentros con los amigos se distancian más, llegando incluso a abandonar a sus amistades reales para pasar más tiempo al ordenador conectados con las amistades virtuales. (Serrano López, 2011) 

Una persona que está siendo afectada por la tecnología muestra cambios en su comportamiento habitual. La pantalla del ordenador o del celular u otros dispositivos que permitan conectarse virtualmente se vuelven lo más importante, cualquier otra actividad pasa a un segundo plano. Las cosas y acciones que antes realizaba, ya no las ejecuta, incluso le causan malestar, mientras que cuando se pega a una pantalla, disfruta como nadie.

Pero estamos hablando de quienes tornan visible su proceso de seducción virtual, sin embargo, existen otras personas que atraviesan por las mismas circunstancias, pero que no demuestran e inclusive hay quienes se sienten capaces de controlar estos impulsos y se ven a sí mismos como personas que jamás se dejarán alienar por una máquina, pero cuando se pierde la señal de la red o se sienten limitados a usar su habitual tecnología, empiezan a sentir angustia por la dependencia que han generado del mundo virtual, y hasta se sienten inútiles para resolver las actividades de un día real.

Resulta complicado determinar cuando el uso de las NIT se convierte en inadecuado. Ante la falta de definiciones, podríamos utilizar los criterios de excesivo tiempo dedicado a la actividad, pérdida de control sobre esta e interferencia con las actividades de la vida cotidiana.
La conducta online se caracteriza por la desinhibición, la pérdida de pudor y la ausencia de miedo a expresar de forma libre, lo que proporciona al adolescente un sentimiento de protección y de libertad, que está fomentado por el anonimato que permite la red. Estas conductas online generan un contexto seguro de actuación y la creación de personalidades virtuales dependientes del estado de ánimo. (Serrano López, 2011)

Las consecuencias del mal uso tecnológico repercuten en el modus vivendi y en el modus operandi de los seres humanos, complicándoles la existencia o causando diversos estragos negativos como incomunicación con su entorno inmediato, inconvenientes en el trabajo, ruptura de las relaciones familiares, desorganización en los hábitos de sueño o en los horarios alimenticios, a lo que se añaden problemas posturales, dolores de cabeza o enrojecimiento e irritación de los ojos, entre otros síntomas físicos.

A la final, debe valorarse a la tecnología con todas las utilidades que brinda, pero hay que manejarla con cuidado, con inteligencia, limitadamente y sacar el mejor provecho de ella, comprendiendo que navegar en internet convierte a todos en ciudadanos del mundo, pero detrás de cada ordenador está una persona, un ser humano que se debe a un contexto familiar y social individual.


Referencias:
Serrano López, Ana José. (2011). “Proyecto de prevención del mal uso de las nuevas tecnologías”, recuperado el 6 de enero del 2013 desde: http://www.uclm.es/bits/archivos/trabajos/ANA%20JOS%C3%89%20SERRANO%20L%C3%93PEZ.pdf

Tecnología de la información en educación. (2010). "Las TICs en la profesión y actualización docente del siglo XXI", recuperado el 6 de enero del 2013 desde: http://renatosmunoz.blogspot.com


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